LOS GALACHOS DE JUSLIBOL (26-12-2008)


Hace unos días intenté hacer la crónica de esta excursión, me fuí por los cerros de Úbeda y me salío un híbrido entre cuento y fábula (si Esopo levantara la cabeza). Hoy voy a centrarme en lo que estoy y acabarla de una manera más o menos interesante para los muchos lectores que dicen disfrutar de este blog. Allá voy. Érase una vez... ya empezamos, que te centres, prueba con párrafo nuevo a ver si así:
El caso es que después del día de Navidad, viendo la acumulación de turrones y manjares varios alrededor de mi cintura, decidí moverme, salir de casa, en compañía de mi inseparable Conchi. El lugar elegido tenía que ser cercano y alejado del mundanal ruido navideño. Llegó el momento de los galachos de Jusliból y su entorno, lugar este que a mucha gente le debe parecer que ha existido hace cientos o miles de años, y no llega ni a los 50, con lo que mucha gente abuela, casi ni lo conoció. Una vez en Jusliból pueblo, te enteras que allí tuvo su "oficina" un general francés que en los ratos libres se bajaba a asediar Zaragoza, que fue morada de obispos y hace unos años por lo menos lugar que daba nombre a ese mítico equipo de futbol contra el que tantos partidos he jugado, el Ajax de Jusliból.
Una vez fuera del pueblo dirección a los galachos, se pueden admirar sus escarpes, que llegan muy lejos río arriba por su margen izquierda. Más allá de los escarpes se extiende el Castellar, una preciosa estepa, ocupada por nuestras fuerzas armadas, lamentablemente para senderistas, ecologistas, y recogedores de setas.
Ya en nuestro destino, puedes visitar un centro de interpretación, pasear entre las lagunas, escuchar y observar las aves, acercarte al Ebro si el no se acerca a ti, subir al castillo de Miranda para tener una panorámica de toda la zona y poder sentirte como las tropas cristianas de Alfonso I cuando planeaban el asedio y posterior conquista de Saraqusta.
En definitiva, una mañana en la que además de estar en contacto con la naturaleza y hacer deporte, puedes respirar parte de nuestra historia a bocanadas, y por último pasarte por el bar Tinajo de Jusliból a saborear sus huevos fritos sobre balsa de aceite.
Y como despedida diré que estos galachos tan espectaculares, tienen fecha de caducidad, ya que se colmatarán de sedimentos y desaparecerán, así que daos prisa, amigos, si queréis admirar un rincón del paraíso entre tanto secano.

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