DE LA CODERA EN ALAGÓN HASTA EL EMBARCADERO DE TORRES DE BERRELLÉN ... EN PIRAGUA (5-9-10)
Después de recorrer la zona del título de esta entrada por ambas márgenes del Ebro, ya solo nos quedaba recorrerlo desde dentro del mismo río, y ya que no se me concedió al nacer el don de caminar por las aguas, tuve que contratar los servicios de Ebronautas para realizar el "milagro" con la ayuda de una piragua de las que llaman insumergibles. Lo de hacerlo volando y buceando, quizá en otra ocasión.
Conocía la margen derecha cuando iba de peregrino por el Camino de Santiago del Ebro, y la izquierda, conocida como el Castellar, recientemente, el día más caluroso del año, con las penurias que ya comentamos.
Así que no encaminamos al polígono La Ciruela en Alagón donde nos esperaban los que andan sobre las aguas para realizar la transacción económica que nos daba derecho a ser usuarios de una piragua. Seguidamente nos guiaron a la Codera, lugar en el que una vez enfundados con un chaleco salvavidas, recibimos un mini-curso sobre el manejo de las palas y... patos al agua. Los primeros temores se disipan en un minuto cuando ante ti se abre una perspectiva totalmente diferente a lo que se puede ver desde las orillas. A todo eso contribuía la facilidad de manejo de la nave, la simpatía de los Ebronautas, y como he dicho, la visión de la faceta más recóndita del río. Nos esperaban unas 4 horas de aventura sobre ese gran desconocido que es el Ebro y que cambiaron para siempre la percepción que teníamos de el.
Frondosos sotos, fuentes de agua dulce que dejan sus aguas en el Ebro, imponentes escarpes de yeso sobre los que se asienta el castillo de el Castellar, observación de garzas, milanos y otras aves, y a mitad de camino, parada y fonda en el Barranco Salado dónde nos obsequiaron con una cerveza y patatas fritas. Para hacer la digestión remontamos dicho barranco ya a pie, por el que baja auténtica agua salada y recibimos una clase de geología de la zona, con foto curiosa incluida de unas 40 personas en medio de un secarral con chalecos salvavidas al estilo vigilantes de la playa. Luego un baño en el río, quién me lo iba a decir.
De nuevo en el río con nuestra piraguas llegamos al embarcadero de Torres de Berrellén en el lado del Castellar, donde estaba la barcaza, que una vea cargada con piraguas y piraguistas, fue conducida a la otra orilla, dónde finalizó esta excursión, que no dejaré de recomendar a todo aquel que me pregunte.
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Comentarios
a esto de los ebronautas me apunto la próxima vez y si me ahogo pues haces un milagro, me resucitas y solucionado;-)
Isabel "la niña de la sirga"