MONTE AIZKORRI, DESDE EL SANTUARIO DE ARANZAZU

La subida la iniciamos a eso de las 11:30 de la mañana, con lo cual, nos encontramos mucha gente de bajada ya, suponemos que para disfrutar de una buena comida en alguno de los restaurantes que hay alrededor del Monasterio de Aranzazu. El collado de Elorrola da entrada a las campas de Urbía, donde siguiendo una hilera de abedules a estilo de paseo, nos sitúa en la ermita, y seguidamente en un fonda, cerrada ahora, y supongo que para el verano estará abierta. Me imagino allí disfrutando de ese paisaje con una cerveza en la mano en una terraza, superior.
Desde allí, la sierra parece infranqueable, pero los abedules nos marcan el camino a iniciar, muy útiles en días de niebla. Al rato comienza este bello y riguroso ascenso que escala los contrafuertes rocosos, seguidos de una senda de alta montaña con unos últimos tramos llanos.
Arriba ya, nos topamos con un refugio y una ermita, y tras subir unos últimos escalones, el Monte Aizkorri se encuentra bajo nuestros pies, ofreciéndonos en su otra vertiente el núcleo de Zegama, y una vista del Txindoki, otra de nuestras ascensiones.
El descenso se hace largo, por el mismo camino de subida, pero la felicidad de haber alcanzado una de las cumbres más emblemáticas de Guipuzcoa, será suficiente motivación para llegar al punto de partida, el Santuario modernista de Aranzazu.
Lástima que no pudiéramos visitarlo, y es que 8 horas de autobús y 6 de camino, no dan para mucho más. Si vuelvo otra vez, iré en verano.
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